Saturday, August 29, 2009

"ME" Project



Como proyecto inaugural de primer grado, S. tuvo que crear un afiche que la describiera. Fotos, recortes, dibujos de cosas o personas importantes en su vida. Ella solita escogió cada una de estas imágenes, yo solo ayudé a recortar, pegar e imprimir/pagar las fotos. Éste es el índice de seleccionados:
-Todos los perros familiares
-Nanita, en sitial de honor
-Mami y papi
-Abuelitos en la playa
-Tía-Madrina divertidísima en la piscina
-Primito Carlos
-Vicky y Vero, BFFs
-Mac and cheese instantáneos, joya del arte culinario universal
-Unos spaghetti, más que por gusto, por el desastre que suponen al comerlos al estilo de "La dama y el vagabundo"
-Frutas varias (no porque le gusten todas, de hecho, sólo las tres que allí aparecen)
-Unas monedas (porque "my piggy bank is very important for me")
-Flores, corazones y bailarinas en tutú de niña pink
-Muchos objetos marinos
-Una caja de Legos, para entretener la creatividad
-Chocolate chips cookie
-Una cámara fotográfica (con la que enloquecer a los perros)
-Un collar hecho por ella, reina de las manualidades
Así es. Ésa es mi hija y ése su catálogo de tesoros.




Monday, August 24, 2009

Back to school


Otro regreso a clases del que hemos salido victoriosos. Si bien oficialmente es sólo el segundo, no puedo negar que ya todos estamos más diestros en las artes de la vuelta al colegio. Y digo "todos" pues definitivamente es una labor plural, al menos por ahora (ya vendrán los años de la independencia adolescente, pero a esa agonía prefiero no adelantarme) donde más o menos activos, todos -hasta los perros- tenemos nuestro rol bien claro, y éste es el del apoyo, el refuerzo positivo y el ánimo.


Volvimos a las aulas con alegría y expectación. Nos recibió una maestra dulce, sorprendentemente joven y gringa hasta la más remota generación de peregrinos, que tuvo la cortesía de recibir cálidamente a S., de quien dijo haber oído maravillas (sonrisa de mamá orgullosa). Nos encontramos a más de una docena de nuevas caritas, más o menos ansiosas, más o menos asustadas, pero en general mucho más atrevidas y alegres que las de los respectivos padres mirando por la ventana con el ánimo templado entre la nostalgia, la felicidad y la implacabilidad del tiempo (yo, entre ellos).


Durante el día, mis horas pesaron como plomos, ansiosa por buscarla y escuchar los cuentos. Una sonrisa infinita y two-thombs-up fue lo que vi en lo que apareció al final del largo pasillo que la separaba de mí."Super, Extra, Duper great!", fue lo primero que me dijo. Ya en el carro vino la nota graciosa: "My teacher, (Ms. Hildebidle, quien no sólo por el nombre parece pariente remota de los padres fundadores de este país) was teaching us a song in Spanish (!?!?), but mama, she speaks a different Spanish than us, and I could not understand her...".


Todo un éxito, la vuelta a clases. Pero el español mejor lo sigue aprendiendo en casa.

Monday, August 3, 2009

Decirnos


Vivimos en la era de la exposición y de la comunicación tecnológica. Hablamos al mundo a través de los objetos, y lo que no expresa el objeto, tampoco lo calla el sujeto. La ropa que viste, habla del sujeto (tanto como la que decide no vestir). El cuerpo que habita, mantiene y luce, habla del sujeto. El carro que maneja, habla del sujeto. El celular que usa, habla del sujeto. La casa donde vive, habla del sujeto. Bien afirma Axel Capriles en entrevista con Iván Losher, que en la era capitalista "los objetos se convierten en moneda de intercambio psicológico, (...) adquieren valor simbólico"; así, a la postre, "lo que el individuo va adquirir a través del objeto de consumo, no es un objeto específico, sino un intercambio con la otra persona". El objeto dejó de ser un recurso de apoyo al proceso comunicacional y pasó a ser parte del contenido del mensaje, cuando no, el mensaje mismo. El individuo escoge al objeto y el objeto comunica un mensaje sobre el individuo. Y así, el objeto construye la imagen que el sujeto quiere (¿necesita?) vender: "Dime cómo luces y te diré quién eres".
No contento con esta construcción de la imagen a través de los objetos, el individuo tecnológico de la modernidad selecciona y masifica la información que desea exponer para completarse como ser social. Habla de sí mismo a multitudes voyeristas en blogs como éste, o en Myspace, o en Twitter, o en Facebook, o en Youtube. La fría pantalla que para muchos de sus detractores iniciales representaba un instrumento de distanciamiento, ha otorgado un espacio de aparente seguridad y confianza que ha permitido la desinhibición. Y así, sobreexpuestos y divulgados a conciencia, la intimidad, el estado de ánimo, la relación de pareja, la cotidianidad, los conflictos familiares, los objetivos de vida, las alegrías y los pesares, se volvieron multitudinarios, democráticos y universales, y se pusieron de acuerdo para, nuevamente, hablar del sujeto. Individuo público, entregado a sus cinco minutos de fama, a la novela de la que él es protagonista, a la función de la que no tiene que despedirse.
Sujetos modernos que somos, necesitamos expresarnos. Tenemos un afán, más que por encontrarnos o por construirnos, por exponernos, publicitarnos, vendernos (¿vender qué?, ¿a quién?, ¿por qué?). Hablar de lo que somos, queremos, pretendemos o simulamos ser, por medio de la ropa que vestimos. De los lugares que frecuentamos. De los carros que conducimos. De los mensajes que, de nosotros mismos, comunicamos a los demás. Decirnos para construirnos, o creer que lo hacemos. Decirnos para hacer ruido y no escuchar nuestros silencios.