Monday, January 31, 2011

Bienvenido. Pase adelante...

{Tu espacio} en La Vuelta al Mundo


Convertir "un espacio" en "nuestro espacio" es cuestión de tiempo, detalles y corazón. Cuatro paredes son sólo cuatro paredes hasta revestirse de nuestra propia esencia, hasta que las maquillamos con esos trazos únicos que son nuestros gustos, afectos y necesidades.
Algunas veces no hace falta más que un pequeño detalle, una fotografía preciada de algún ser querido, una tonalidad cálida en una pared, aquel viejo osito de peluche de cuando éramos niños que hemos venido guardando como un preciado tesoro durante años. Otra veces es un conjunto de elementos, ese caos aparente para los demás que en cambio conserva un perfecto orden intrínseco para quienes vivimos en él. Ese universo de objetos -necesarios o no- que hemos acumulado por gusto, obligación o decencia y que decoran nuestra íntima cotidianidad, para determinarla, obstaculizarla, humanizarla, hacerla más fácil, o revestirla de un nuevo color.


Con el tiempo he aprendido que ese {mi} espacio es un lugar movible donde sólo mi familia, mis perros, algunos libros, mi cámara fotográfica y una buena taza de té son imprescindibles. Así, {mi} espacio es aquí y allá, es cualquier cama donde se acurruquen mis perros a cuidarnos el sueño, es un buen libro en una mesita de noche, es esa taza de té que invita a la reflexión y a la pausa.
Porque un espacio, convertido en {nuestro} espacio, más allá del maquillaje, más allá del color, es corazón vertido en un par de coordenadas, y, afortunadamente, el corazón podemos verterlo donde queramos.




Como siempre, les recomiendo darse una vueltecita por el blog de Jackie, donde encontrarán la lista de todos los participantes en esta cadena mensual de La Vuelta al Mundo. No se pierdan la oportunidad de visitar {sus espacios}, están hermosísimos!

Sunday, January 30, 2011

So long, Asheville



1. Winter lake, 2. Winter shelter, 3. Antiques, 4. To the top, 5. Winter solitude, 6. Frozen break, 7. Biltmore Estate, 8. Let the views bright your soul, 9. Let it shine, 10. Anticipation, 11. Frozen Lake, 12. Scratching the blue, 13. By the shore, 14. Bells, 15. IMG_3675, 16. IMG_3579ed

Esperábamos el viaje a North Carolina con expectación. Anticipábamos sensaciones y paisajes desconocidos y, como siempre, anhelábamos la posibilidad de pasar unos días sólo para nosotros, sin responsabilidades de ningún tipo, dedicados exclusivamente a estar juntos y a pasarla bien. Nos quedamos cortos.
La aventura empezaba desde el aeropuerto. Si bien viajar en carro de Florida a las Carolinas es lo más usual, optamos por el avión, ya que S. no recordaba haberse montado nunca en uno (era muy pequeña cuando viajamos en avión la última vez) y literalmente soñaba con hacerlo.
Lo vivió tal y como lo esperábamos: una emoción desbordada, el puesto de la ventanilla reservado y muchas maripositas en el estómago al momento de despegar y aterrizar. Le impresionó saberse tan encima de las nubes y se desencantó al darse cuenta que realmente no existen esas líneas que en el mapa separan los estados, aunque al asomarse a su ventana pudiera afirmar con la propiedad de un experto: "We must be over Georgia, now" o "This must be South Carolina, mami", o "no, actually, we are in North Carolina now".
Asheville nos recibió con un ligero manto blanco de nieve caída recientemente. Admito que no sé si en realidad el frío era tan intenso como lo sentíamos nosotros, recién llegados de Florida, que sólo unos días antes habíamos recorrido South Beach en pantaloncitos cortos y sandalias. He escuchado a gente decir que la sensación térmica es un estado mental. Pues debe ser que nuestras mentes estaban congeladas porque aún y bajo todas las capas de ropa, abrigos y accesorios, hacía frío, y mucho. Pero era parte de la experiencia y hasta eso lo disfrutamos.
Agradecí llenar mis ojos con la imagen de esas montañas, gigantes abrazados, tendidos en cadena interminable y vestidos de un blanco níveo y acolchado. Recordé lo hermoso que es enmarcar los paisajes con montañas, esa sensación de sentirte acogido por una naturaleza que te abraza. Porque aun a pesar de su clima y sus hermosas playas, una de las cosas que menos disfruto del centro y sur de Florida es su llanura. La vista se te pierde en la lejanía sin elevaciones topográficas, y las pocas colinas que se vislumbran han sido creadas por el hombre con propósitos de reciclaje (en pocas palabras, las nuestras son montañas de basura).
Nevó para nosotros una mañana, cuando subíamos a la montaña donde luego intentaríamos esquiar. Detuvimos el carro para bajarnos y experimentar esa cosquilla extraña de lo ansiado y desconocido, materializado en unos copos minúsculos y resplandecientes, que lucían tal y como aparecen en los dibujos de los niños. Hermoso.
Llegamos a la montaña dispuestos a intentar aprender algo nuevo, pero sobretodo, a disfrutar el proceso. Esquiar me resultó mucho más difícil de lo que jamás hubiera imaginado. Me sentía vulnerable y fuera de control. Me la pasé en el piso, pero me reí mucho. Algún día lo intentaré de nuevo, así sea para reírme un poco más de mí misma.
S. demostró en cambio un talento innato (y definitivamente no genético) sobre la nieve. Una vez más comprobé la maravillosa facilidad que tienen los niños para aprender cosas nuevas, frente a las dificultades que el sobreanálisis y los miedos imponen a los adultos. S. se montó en esos esquíes como si viviera en Canadá y fuera a esquiar todos los fines de semana. Le encantó.
Disfruté ver a S. con su camarita automática, tomando fotos por doquier para luego mostrarlas a su salón en una exposición voluntaria, espontánea y detallada (con detalles que nunca pensamos que recordaría) que nos dejó maravillados. Los dos días de clases perdidos se intercambiaron por toneladas de aprendizaje de vida, de ese que se adquiere saliendo de la comodidad de las cuatro paredes a explorar mundo, a comprobar que lo diferente muchas veces lo es por desconocido y por ignorado, y que ningún libro de texto supera la enseñanza de lo vivido en carne propia.
Recorrimos las calles de Asheville para encontrarnos asombrados con una ciudad increíble, donde la típica hospitalidad sureña se mezcla con un nivel cultural elevado y un orgullo local admirable. Recorrimos calles pintorescas, pululantes de negocios excéntricos y tablas de sabores atrevidos. Prometimos volver, quizás en otra estación del año, a descubrir el resto de su colorido. Hasta entonces, Asheville.

Wednesday, January 19, 2011

Señales de vida

Sólo una notica para decirles que aquí estoy.
No, no me he olvidado de este cajón ni de mis queridísimos amigos bloggeros. Sólo estoy en un período de ajuste. Me encanta mi nuevo trabajo, adoro haber vuelto a la rutina del "de lunes a viernes", pero eso significa que no tengo un día "sólo para mí" (que es cuando solía escribir y trabajar en proyectos personales), pues los fines de semana de casa llena no hay manera que logre ni el más mínimo de concentración.
Es sólo (que me disculpe la Academia, pero no me acostumbro a quitarle la tilde) cuestión de acostumbrarse y de permitir que todo se ajuste en su momento y en su lugar preciso.
Mañana salimos a un corto viaje. Con suerte S. conocerá finalmente la nieve (el Chino también!) No creo que esta noche podamos dormir de la emoción! Hemos estado contando los días desde hace como dos meses, no puedo creer que por fin ya podamos decir que MAÑANA nos vamos! Los cuentos y las fotos vienen, no sé cuándo, pero vienen, se los prometo!

Friday, January 7, 2011

Navidad en "La Vuelta al Mundo"

1. Hallacas, 2. Red Christmas, 3. Stop. Breathe. Enjoy your cozy socks, 4. Nosotros, con sombrero

Este año mi Navidad empezó inusualmente temprano y está terminando inesperadamente tarde. Llegó a finales de noviembre, con el hermosísimo-dulcísimo-inspiradísimo taller de fotografía navideña de Jackie. Y, pese a mi antigua desesperación por quitar todos los adornos de la casa el 1 de enero, este año esta es la fecha en que aún no me decido a que el ambiente navideño se vaya de casa.
Fue una Navidad especial y quizás por eso no quiero que termine. Pese a lo ciclónica que se perfilaba, terminó siendo el período más relajado que he tenido en meses, quizás años. En La Vuelta al Mundo, el reto era retratar "nuestra" Navidad. Para mí ha sido una Navidad especial, aunque no muy activa fotográficamente. Les cuento.
Pasé unos días de feliz desempleada, disfrutando a mi familia. Estuve una semana completa en la casa de mis padres, dejándome mimar y consentir como niña chiquita (mi cuerpo se rebeló en mi contra después de tanto estrés laboral y me obligó a quedarme en cama por cuatro días, pero el muy sabio lo hizo teniendo a mi mami cerca para que los cuidados fuesen los mejores). Preparé hallacas, platillo típico navideño de mi país, y disfruté muchísimo viendo a S. participar activamente de todo el proceso (eso sí, aún no hemos logrado que se coma una con gusto). Incluso, decidí experimentar a hacer hallacas vegetarianas y para mi sorpresa, me quedaron geniales! (la receta la pondré aquí para la próxima Navidad, espero acordarme...)
Además, Santa Claus llegó con mi nueva Canon Rebel y macro!!!!  Así que uno de mis propósitos para el 2011 es dar el paso gigante a Manual, qué susto!!!
La Navidad 2010 se tradujo en el diccionario de mi historia en tranquilidad y descanso. Mientras miles se caían a golpes en los centros comerciales de este país por un puesto de estacionamiento o por el último suéter del diseñador del año (la mayoría de mis compras navideñas fueron online), yo estaba coloreando o leyendo cuentos con S. o tomando tecito de roiboos y disfrutando de -todos- los perros familiares en el family room de casa de mi mami.
Desde el lunes empecé en un nuevo trabajo. Mucho más relajado, en horario de oficina. Mi tiempo para mí y para mi familia aumentará considerablemente con este cambio y eso, se imaginarán, me tiene extasiada. Estoy segura de que este año sólo podrá ser mejor, de hecho, ya lo está siendo!!!
En el Blog de Jackie, como todos los meses, encontrarán los enlaces a todos los "vueltamunderos". Se darán banquete visual y querrán que pase rápido este año para que sea de nuevo Navidad!!!!
Feliz 2011!!!!

Thursday, January 6, 2011

Mi Epifanía

La Iglesia Católica celebra el día de hoy una de sus grandes fiestas: La Epifanía (del griego ἐπιφάνεια, manifestación) de Jesús ante los Reyes Magos.
Para muchos países esta fecha marca el fin del asueto navideño. Millones de chicos (y no tan chicos) recibirán el día de hoy sus regalos, recordando a aquellos sabios sirios, convertidos por la hipérbole natural de la tradición oral en "reyes" y en "magos" que llegaron desde muy lejos, guiados por una estrella, a adorar a Jesús recién nacido.
Pero esta tradición se remonta a muchos siglos antes del nacimiento de Jesús. Antiguos pueblos paganos celebraban el solsticio de invierno 13 días después de haberse producido (hacia el 21 de diciembre), en una fiesta que celebraba la victoria del Sol, el triunfo de la luz sobre las tinieblas.
Siglos después, los gnósticos trataron de cristianizar los ritos paganos ancestrales, utlizando el acontecimiento del solsticio como la llegada o el nacimiento de Jesús, la "verdadera" luz salvadora, y la fiesta posterior como el momento de revelación de Jesús al mundo pagano en la figura de los tres Magos.

Como pasa con la mayoría de las tradiciones, nos vamos quedando con lo superficial. Con el regalo finamente envuelto al pie del Nacimiento. Con la linda figura del rey de capa y corona que se postra y ofrece lujosos obsequios.
Despojada de coronas y capas reales, de oro, incienso y mirra, de mito y de leyenda, del rito y la religión, de la manipulación y los intereses, de lo que fue o no verdad. Despojada de todo eso, sólo queda una palabra, "Epifanía". Hermosa y musical. Habla en un lenguaje ancestral de revelación y manifestación. ¿Qué se revela? ¿Qué se manifiesta?
La epifanía no se produce un sólo un día al año, y no le pertenece a un único grupo religioso. Epifanía es sintonía con nuestra propia luz interior, con esa estrella que nos guía, desde adentro hacia afuera. Es ubicarla, pulirla y dejarla que brille. Es mirar con los ojos del corazón para descubrir maravillas en los pesebre más humildes.Es abrir los sentidos para leer el mundo desde lo real y auténtico, y no desde lo aprendido e impuesto. Es entender que no hay entendibles, ni verdades, ni tradiciones férreas.
Sólo hermoso un ir y venir.