{Tu espacio} en La Vuelta al Mundo
Convertir "un espacio" en "nuestro espacio" es cuestión de tiempo, detalles y corazón. Cuatro paredes son sólo cuatro paredes hasta revestirse de nuestra propia esencia, hasta que las maquillamos con esos trazos únicos que son nuestros gustos, afectos y necesidades.
Algunas veces no hace falta más que un pequeño detalle, una fotografía preciada de algún ser querido, una tonalidad cálida en una pared, aquel viejo osito de peluche de cuando éramos niños que hemos venido guardando como un preciado tesoro durante años. Otra veces es un conjunto de elementos, ese caos aparente para los demás que en cambio conserva un perfecto orden intrínseco para quienes vivimos en él. Ese universo de objetos -necesarios o no- que hemos acumulado por gusto, obligación o decencia y que decoran nuestra íntima cotidianidad, para determinarla, obstaculizarla, humanizarla, hacerla más fácil, o revestirla de un nuevo color.
Con el tiempo he aprendido que ese {mi} espacio es un lugar movible donde sólo mi familia, mis perros, algunos libros, mi cámara fotográfica y una buena taza de té son imprescindibles. Así, {mi} espacio es aquí y allá, es cualquier cama donde se acurruquen mis perros a cuidarnos el sueño, es un buen libro en una mesita de noche, es esa taza de té que invita a la reflexión y a la pausa.
Porque un espacio, convertido en {nuestro} espacio, más allá del maquillaje, más allá del color, es corazón vertido en un par de coordenadas, y, afortunadamente, el corazón podemos verterlo donde queramos.
Como siempre, les recomiendo darse una vueltecita por el blog de Jackie, donde encontrarán la lista de todos los participantes en esta cadena mensual de La Vuelta al Mundo. No se pierdan la oportunidad de visitar {sus espacios}, están hermosísimos!
Convertir "un espacio" en "nuestro espacio" es cuestión de tiempo, detalles y corazón. Cuatro paredes son sólo cuatro paredes hasta revestirse de nuestra propia esencia, hasta que las maquillamos con esos trazos únicos que son nuestros gustos, afectos y necesidades.
Algunas veces no hace falta más que un pequeño detalle, una fotografía preciada de algún ser querido, una tonalidad cálida en una pared, aquel viejo osito de peluche de cuando éramos niños que hemos venido guardando como un preciado tesoro durante años. Otra veces es un conjunto de elementos, ese caos aparente para los demás que en cambio conserva un perfecto orden intrínseco para quienes vivimos en él. Ese universo de objetos -necesarios o no- que hemos acumulado por gusto, obligación o decencia y que decoran nuestra íntima cotidianidad, para determinarla, obstaculizarla, humanizarla, hacerla más fácil, o revestirla de un nuevo color.
Con el tiempo he aprendido que ese {mi} espacio es un lugar movible donde sólo mi familia, mis perros, algunos libros, mi cámara fotográfica y una buena taza de té son imprescindibles. Así, {mi} espacio es aquí y allá, es cualquier cama donde se acurruquen mis perros a cuidarnos el sueño, es un buen libro en una mesita de noche, es esa taza de té que invita a la reflexión y a la pausa.
Porque un espacio, convertido en {nuestro} espacio, más allá del maquillaje, más allá del color, es corazón vertido en un par de coordenadas, y, afortunadamente, el corazón podemos verterlo donde queramos.
Como siempre, les recomiendo darse una vueltecita por el blog de Jackie, donde encontrarán la lista de todos los participantes en esta cadena mensual de La Vuelta al Mundo. No se pierdan la oportunidad de visitar {sus espacios}, están hermosísimos!